En esta foto se dirige a sus compañeras para dedicarles unas palabras. Todas
la observan, la escuchan y la siguen con atención, porque cuando habla Jenni,
siempre transmite algo especial.
Dentro del campo es una jugadora diferente: lo
da todo, lucha, trabaja, ordena y, sobre todo, predica con el ejemplo. La hemos
visto jugar en varias posiciones y en todas rinde a un gran nivel.
Jenni es madre de tres niños, a quienes siempre
lleva con orgullo a cada partido. Son sus bendiciones, su motor, y a la vez el
reflejo de su esfuerzo y dedicación. Cuando se enfunda la camiseta de su país,
se transforma: se entrega con tal intensidad que, visto lo visto, podría estar
jugando tranquilamente en la Preferente.
Lo de Jenni es digno de admiración y
reconocimiento, por todo lo que aporta al fútbol femenino, incluso sin estar
federada. Sin duda, un ejemplo a seguir.